En primer lugar, es importante destacar que, en caso de separación o divorcio, la custodia de los hijos puede ser ejercida de forma exclusiva por uno de los progenitores o de forma compartida. En este sentido, la ley establece que el interés superior del menor debe ser el principio rector en la toma de decisiones en relación a la guarda y custodia de los hijos. Por tanto, para retirar la guarda y custodia de la madre es necesario demostrar que la situación actual no es beneficiosa para el menor y que la custodia exclusiva del otro progenitor sería más favorable para el desarrollo y bienestar del hijo.
Es importante destacar que, aunque la custodia exclusiva de los hijos por parte de uno de los progenitores puede ser una decisión difícil de tomar, no se debe tomar a la ligera. Además, la retirada de la custodia a uno de los progenitores es una medida excepcional que solo se adopta en situaciones extremas, como por ejemplo en casos de abandono, maltrato o negligencia por parte del progenitor custodio.
Para retirar la custodia de la madre, se deben presentar pruebas que demuestren que la situación actual no es beneficiosa para el menor y que la custodia exclusiva del otro progenitor sería más favorable para el desarrollo y bienestar del hijo. Estas pruebas pueden ser tanto documentales como testimoniales. Por ejemplo, se pueden presentar informes psicológicos o informes escolares que reflejen la situación actual del menor, o testimonios de personas cercanas al menor que corroboren la necesidad de un cambio en la custodia.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la retirada de la custodia de la madre no implica necesariamente la privación de todo contacto con el menor. En caso de retirada de la custodia, se puede establecer un régimen de visitas y comunicaciones para el progenitor no custodio, de forma que pueda mantener una relación adecuada con el menor.
En conclusión, para retirar la custodia de la madre, es necesario demostrar que la situación actual no es beneficiosa para el menor y que la custodia exclusiva del otro progenitor sería más favorable para el desarrollo y bienestar del hijo. Esta decisión solo se adopta en situaciones excepcionales, como por ejemplo en casos de abandono, maltrato o negligencia por parte del progenitor custodio. Es importante tener en cuenta que la retirada de la custodia no implica necesariamente la privación de todo contacto con el menor y que se puede establecer un régimen de visitas y comunicaciones para el progenitor no custodio.